jueves, 1 de abril de 2010

JUAN PABLO JIMÉNEZ Y LA TENTACIÓN DEL PODER

EL PODER Y EL ESPLENDOR EMBRIAGAN MÁS QUE EL LICOR. Es difícil evadir la tentación del poder. Y Juan Pablo Jiménez Concha es uno más de los mortales que no pudo hacerlo.
Independientemente de que creció en una de las familias más ricas e influyentes de la región, fue hasta que ejerció como diputado suplente, entre 2001 y 2002, que tomó conciencia de que era capaz de convertirse en la persona con mayor poder político en Cholula, para bien o para mal.
Tres años después compitió y ganó la presidencia de San Pedro Cholula, con una meta personal en la mente: “el juanpablismo –como él mismo denominó- durará 15 años, al menos”.
Al terminar su gestión, sus planes por poco se vienen abajo con Francisco Covarrubias Pérez.
Sin duda, Jiménez Concha tuvo mucho que ver en la designación de su sucesor, pero nunca pensó que éste marcaría distancia, tomaría sus propias decisiones y formaría un capital político propio.
Hoy, como diputado federal, pretende retomar su proyecto. Echó mano de todos sus recursos y se deshizo de Geudiel Jiménez Flores y de Julio Lorenzini Rangel que, en momentos diferentes del proceso interno, estuvieron a punto de quedarse con la candidatura de la alianza PRI-Verde a la presidencia municipal.
Sus maniobras fueron tan efectivas que tumbaron a los candidatos del líder estatal del PRI, Alejandro Armenta Mier y del secretario de Gobernación, Valentín Meneses Rojas, respectivamente. Las argucias que utilizó dieron resultados porque contó con el apoyo de Javier López Zavala, contrario a la versión de que ambos están enfrentados.
Con el camino libre, pretende continuar su “juanpablismo” con Juan Taylor Morales, a través de recomendaciones en la conformación de la planilla de regidores, y si la alianza Puebla Avanza gana las elecciones, intentará infiltrarse en el gabinete municipal.
La pregunta es: ¿Taylor lo permitirá o también pintará su raya y volará con alas propias?.
La realidad es que el “juanpablismo” está en riesgo porque, mientras estaba embriagado poniendo y quitando candidatos, Juan Pablo Jiménez Concha descuidó la otra trinchera.
El diputado federal estaba seguro que el abanderado de la otra coalición sería débil, fácil de derrotar en las votaciones de julio.
Sin embargo, la designada fue Dolores Parra Jiménez, de la misma familia, pero con intereses totalmente diferentes, y sobre todo, a la única que no quería tener enfrente en las elecciones constitucionales. (Napoleón Rojas)

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