TURISMO, TALÓN DE AQUILES DE LOS GOBIERNOS MUNICIPALES

Farol de la calle y oscuridad de la casa. Cholula es una de las ciudades que más despierta interés entre los turistas de todo el mundo.
Su arquitectura colonial, sus decenas de templos católicos, el portal más largo de Latinoamérica y la pirámide con mayor volumen del planeta son algunos de los atractivos que llaman la atención de los extranjeros, sobre todo de clase económica y cultural elevada.
Sin embargo, el turismo y las actividades relacionadas con este ramo han sido relegados por las autoridades municipales.
El respaldo financiero e incluso el apoyo moral han sido mínimos.
Con esta actitud, los presidentes municipales dejaron la oportunidad de detonar la economía del municipio, y trascender en la política y en la administración pública.

Al parecer la historia se repetirá, pues Dolores Parra Jiménez no tiene idea de quién de sus colaboradores se encargará de ésta estratégica área del ayuntamiento.
Son tan pocas las opciones que su única carta es Gregorio Porrás Vázquez.
Este empresario restaurantero fue director de Turismo en la administración de Francisco Castillo Castillo.
Su desempeño como funcionario público fue mediocre a causa de una enfermedad controlable que alteró su carácter, su relación con los prestadores de servicios y los sectores de la población.
Hoy poco ha cambiado.
La designación de Porrás Vázquez sería el primer tropiezo de Dolores Parra Jiménez, quien en campaña prometió a los cholultecas nombrar a funcionarios con espíritu de servicio, capaces y profesionales.

Sea quien sea el próximo director de Turismo tendrá la difícil tarea de superar el trabajo del actual encargado del área, Alejandro Ramírez Silva.
Con mínimos recursos económicos, pero con mucha creatividad, tuvo la visión de transformar celebraciones locales en muestras culturales nacionales e internacionales.
Convirtió el concierto de campanas en el Festival Internacional Vaniloquio, y al Ritual a Quetzalcoatl lo enmarcó en el Encuentro Nacional de las Culturas.
De igual manera, trajo conciertos y exposiciones de alto nivel.
Solo hizo lo que sus antecesores dejaron de hacer: utilizar su cerebro y trabajar, salvo contadas y dignas excepciones como Alfredo Torres Cuautle.
Alejandro Ramírez Silva fue la revelación en el gabinete de Francisco Covarrubias Pérez y sus proyectos merecen trascender.

Napoleón Rojas Narciso